domingo, 4 de septiembre de 2011

Diversidad

-hola doña, cómo anda, tanto tiempo?, que bueno que la veo, quería contarle que al final me hice lo que ud. me aconsejó...me ligué las trompas.

Se trataba de Mirta, mi cartonera amiga. La última vez que la vi estaba de cinco meses de su octavo embarazo, ya tenía seis hijos vivos y una hija muerta poco tiempo luego de nacer. Mirta siempre está rodeada de sus chiquitos y pide monedas en la esquina de casa, suele desaparecer cuando hace mucho frío y reaparece en época primaveral.

La última vez que la vi me senté un rato con ella en la vereda y conversamos sobre la posibilidad de ligarse las trompas, ella me decía que se daba cuenta de que cada vez le costaba más ocuparse de tantos niños pero que al mismo tiempo el Gobierno ahora la ayudaba con dinero en cada embarazo y que su médica del Htal. le decia que era muy jóven aun para hacerse ese tratamiento.

Lo cierto era que el Gobierno ahora le estaba dando un subsidio y que es muy joven, mas que yo pero, que habia otros factores de riesgo que ella u otras personas que la rodeaban no estaban poniendo sobre el tapete.

En aquella oportunidad le expliqué de qué se trataba el procedimiento y le ofrecí mi ayuda en lo que necesitara, la charla terminó pasándole mi teléfono para que me llamara si quería, yo deseaba transmitirle que me viera como una suerte de contención que ella podía utilizar en caso de necesitar.

Ayer me presentó a su séptimo hijo, un bebé hermoso. Nos despedimos con un beso, y yo me fui caminando hacia el cine y pensando una vez más, en la diversidad y complejidad de las realidades de las personas.

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