sábado, 11 de diciembre de 2010

El camino del elefante

Me compré unas acuarelas portátiles, un lápiz carbonilla y un cuaderno para hacer arte.

Tuve un impulso fugaz dentro de la libreria. Nunca pinté, no pienso en tomar clases de pintura ni en hacerme famosa vendiendo murales.

De hecho no "pensé" en nada cuando hice la compra, simplemente lo hice, sin motivo, modus operandi, justificativo ni razón.

Cuando estaba en la cola para pagar -cosas que suceden en estos tiempos navideños, cola en una libreria artística-, vi delante mio una mujer rubia que me parecia conocer, linda, aunque colagenada, oxigenada a lo Susana y quizás botoxeada (?), de eso último no puedo dar fé:

- creo que te conozco de algun lado, no, no, te conozco, tu cara me resulta familiar
- es posible, fui mucho tiempo actriz, ahora dirijo actores
- no se, no creo que de ahí, de algun curso de algo?
- ahí, yo no creo, yo si te recordaría, cómo te llamás? (con cara ofuscada)
- puede que tengas razon (recibi el mensaje de tu facies y aunque muriera de ganas de decirte que me llamaba Conchita Lopez y que no soy una fan que te estaba engañando -pelotuda-, pensé, te digo en serio que no se de donde te saco)... Si, debe ser que te vi actuando, disculpame la intrusión...

Resulta ser que luego hice la sinápsis correcta y cai en la cuenta que se trataba de Inés Estevez y pensé nuevamente para mis adentros, esa mujer era tan bonita y ahora tiene los labios de Amira Yoma o para los de esta generacion, como los de Luciana
Salazar.

¿Qué necesidad hay de deformarse asi?

¿Qué necesidad hay?

2 comentarios:

Madame Lulu dijo...

que lástima, era linda esa chica

Vnd dijo...

Que necesidad! realmente era bonita, si eso lo hace ahora que le queda para los 50...

Sacando la anécdota ,sólo queda ver tus acuarelas