martes, 3 de noviembre de 2009

Enigma

“Sólo se enferma el que puede, no el que quiere” decía un docente que tuve. Ese hombre, un gran semiólogo, de esos que te toman la presión arterial con los dedos, falleció padeciendo una enfermedad autoinmune. Nunca estuve segura de comprender el real significado de ese enunciado.

Se dice que ciertas enfermedades sumamente crueles como las autoinmunes ó las tumorales se encuentran muy relacionadas a nuestros antecedentes genéticos. Dejémos aquí de lado otros factores como ser las radiaciones, tabaquismo, cierta alimentación, etc.

El paradigma se plantea, a pesar de tener esos antecedentes -algún cáncer o enfermedad autoinmune en familiar de línea directa-, cuando la manifestación no ocurre ó, en los casos en los que la persona carece de antecedentes y ocurre y más aún, en personas jóvenes.

Cómo si por alguna “circunstancia” se activara una “célula dormida” -literalmente hablando- que desencadena una cascada de reacciones contra nuestro propio organismo. Células propias, luchando contra otras células propias, por su propia subsistencia.

Tremenda realidad. Siento un profundo “respeto” por esas enfermedades, más que por todas las restantes.

Existen quienes proponen la teoría de que toda enfermedad -y dejémos aquí nuevamente de lado lo infeccioso ya que tiene sus bemoles-, se encuentra precedida de un importante conflicto afectivo que transcurre en la psíquis -conciente o inconcientemente-, para en algún momento, de ser inevitable, manifestarse en “nuestro cuerpo orgánico”.

Simpatizo con ésto, aunque sea un postulado que no logra dar explicación a muchos casos que no aplican a ésta regla. O quizás que aún no puedo comprender cómo vincularlos.

Lo cierto es que en lo personal, he sido testigo de consecuencias “físicas” manifestadas en pacientes que han atravesado por una importante crisis personal, cómo si ésta última en sí misma, hubiera gatillado alguna clase de proceso tóxico.

La génesis de muchas enfermedades sigue siendo aún para mí, todo un enigma.

PD: éste posteo está dedicado a Una.

4 comentarios:

Una dijo...

Siempre entendí esa frase (que yo escuché al respecto de la locura) como que debían estar presentes las condiciones de posibilidad para que se pueda desarrollar algo así.
Si somos estructuralistas en ese tema es sencillo, la base está (diría el bambino) y a eso se agrega (o no) un accidente, una contingencia que produce la aparición clínica de lo que siempre estuvo aunque sin manifestarse tan notoriamente.
En las psicosis es lo más interesante: cómo dar cuenta de ella antes de su desencadenamiento (presentación sintomática evidente) y poder mediante un tto maniobrar para alejar al sujeto de las posibles coyunturas arrasadoras.

Aaaaahora, con el cuerpo se me complica pensarlo del mismo modo.
Justamente porque creo que la contingencia existe, que el cuerpo se enferma -muchas veces- sin razón conocida.
Es más alentador encontrarle un sentido inclusive oculto (llámese Icc) que no poder dar cuenta de ninguno.
Soportar que la vida, el cuerpo, el amor, etc nos confronta con lo inefable es uno de los grandes padecimientos de la humanidad, por lo cual se han creado grandes y efectivas maquinarias de dar sentido (religiones, teorías, misticismos varios, psicologías varias) siempre más aliviadoras que resignarse a no poder comprender nunca el por qué de algo que, al mismo tiempo, nos es tan cercano.

Una dijo...

GRACIAS por la dedicatoria!!!

Jime dijo...

gracias por la devolución!, éstos intercambios además de enriquecedores... son un placer

eso... el misterio de la vida... de lo que sucede, muy a nuestro pesar (!!)

Memily dijo...

Horror.