domingo, 27 de septiembre de 2009

Gracias totales

Fueron las dos últimas y venenosas palabras con las que me despedí en mi último mail. Se comprende la ironía. A veces no sé si la catársis de ese estilo me sirve o me hace dar máquina. Descubro que cierto personaje despierta cierto rasgo que me lleva a cometer tales intercambios epistolares. Y al mismo tiempo confirmo que pasado el momento, queda un vacío, ok, entonces concluyo, no me hace bien.

No me gusta ser así, ¿y entonces, por qué lo hago?, estupidéz humana y cansancio, debo admitir que este tiempo he acumulado cansancio, de ese que no se recupera durmiendo 48hs como un oso, de ese que hubiera tornado irritable a la mismísima Agnes Gonxha Bojaxhiu, porque tiene que haberse sentido agotada y puesto furiosa al menos una vez en su vida.

Lo bueno de la experiencia es que aprendo, nunca perdamos la costumbre de verle el lado positivo a todo, así como nunca perdamos la capacidad de asombro.

Aprendo que no quiero y que quiero, que no es saludable y que es dañino.

Aprendo. Y soy agradecida.

Gracias totales.

2 comentarios:

Una dijo...

Hay tiempo para todo: para enojarse y estar bien, y para putear y apasionarse, para gritar o hacer una siesta.
Le decimos NO a la flat life!!
Aguanten las irónicas gracias totales a quienes su mezquindad no daría ni para la G.
El vacío llenalo con churritos!!

Jime dijo...

así es Una, deamoslé a los chucrros!